De Nosotros…

La fascinación por el pan, su textura, aroma y sabor, llevó a Don José a crear la que hoy es considerada una de las marcas más reconocidas en la ciudad de Bogota en materia de amasijos tradicionales: 

El Chócolo.


Inicios

Porque fue gracias a su amor por el pan, y a ese sueño que lo persiguió desde niño de tener su propia panadería, que decidió adentrarse desde muy joven por los vericuetos de los hornos y la buena cocina.

Primero se inició como ayudante del panadero y cuando, por cosas del destino, éste faltó, se lanzó a la tarea de preparar pasteles sin tener la menor idea de lo que hacía. Pero aprendió y lo hizo tan bien, que se dio el lujo de crear sus propias recetas de pandebono y pandequeso.

El Chócolo

Así es como el 14 de junio de 1981 Don José creó El Chócolo. Su ubicación: un pequeño puesto arrendado  en la carretera que de Bogotá conduce a Cáqueza un lugar llamado abasticos donde se asocia con sus hermanos y todos ellos juntos  le imprimieron a El Chócolo un sello inconfundible, ya que se trata de una marca tan auténticamente colombiana como las montañas que rodean al municipio de Chipaque, y tan sólida como los lazos que unen a los integrantes de la familia.

La Nueva Generación

Hoy una nueva generación está al frente de El Chócolo. Son los hijos de los fundadores, que han sabido mantener viva la llama de sus ancestros, imprimiendo en cada receta un conocimiento culinario que le permite al paladar vivir una experiencia sublime. Hasta el momento son 16 los puntos en Bogotá donde es posible degustar estas delicias. Pero el crecimiento continúa, ahora bajo el abrigo de Corn & Coffee, la empresa creada por la familia para dar el siguiente paso, que incluye la internacionalización de sus productos y de ese sabor auténticamente colombiano que acompaña cada uno de sus amasijos.

Proveedores

El saber hacer de los campesinos colombianos. De allí se nutre la materia prima de los amasijos tradicionales que ofrece El Chócolo, ya que los ingredientes que dan vida a los envueltos, arepas, pasteles, pandebonos, pandeyucas y otras preparaciones que conforman el menú de la marca, provienen de los hombres y mujeres que los producen en las zonas rurales de la Región Andina.

He ahí el detalle que diferencia a El Chócolo a los ojos de sus visitantes asiduos. El queso, la harina, la cuajada, el maíz y la mantequilla que dan vida a cada receta, son adquiridos directamente con los productores en sus terruños, para así tener la garantía de su frescura y excelente calidad.

Y al igual que las montañas marcan con sus formas de manera precisa el paisaje andino, cada uno de estos ingredientes es combinado con otros de manera exacta con el fin de lograr el sabor perfecto, la textura adecuada, el olor atrayente que seduce el olfato.

Cada receta se convierte entonces en una creación maestra, preparada en la planta de Corn & Coffee y trasladada a cada uno de los puntos de El Chócolo, donde es sometida al proceso de horneado justo antes de llevarla a la mesa.

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